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Músico, bandoneonista, guitarrista, director y compositor. |
Eduardo Arolas nació el 24 de febrero de 1892 y como Evaristo Carriego y Carlos de la Púa —entre los poetas—, Gabino Ezeiza y José Betinoti —entre los payadores milongueros—, Ángel Villoldo, Carlos Gardel y Enrique Santos Discépolo —entre los hombres de tango—, su nombre, su bandoneón, sus tangos y su romántico semblante, digno de haber sido recreado acaso, por algún pequeño Tirso criollo, alumbran en la constelación mitológica del Buenos Aires popular. Musicalmente compartió con Roberto Firpo, Vicente Loduca, Celestino Ferrer y la Orquesta Típica Select, la consolidación de la estructura instrumental del tango entre 1915 y 1920, conforme lo testimonian sus grabaciones de los tangos De vuelta y media, Comme ii faut y El jaguar realizadas en 1918 para la casa Victor. Continuador de la evolución bandoneonística despuntada por Maglio, Greco, Bernstein y Spósito, fue —a su vez dentro de sus aún limitados medios— precursor de las grandes escue-las que encabezadas por Pedro Maffia, florecerían desde 1920. Su presencia de intérprete sobre los palcos de cafés y cabarets, contribuyó a perfilar definitivamente la imagen emocional del hombre del bandoneón en toda la dimensión espiritual de actitud, de aspecto y de ademán que consagraría casi treinta años después a Aníbal Troilo. Su mayor riqueza artística la volcó en su obra de compositor. Talento innato para la invención musical, fue una verdadera fuente de ideas. A la fecundidad asombrosa, unió un constitutivo instinto de la belleza. Tangos como El Marne, Viborita, Suipacha, La trilla y La cabrera están en la primera línea en cuanto de hermoso y de importante se ha ofrecido en su género.
Temporalmente afín con la corriente de compositores que, en otros estilos, nutrieron las figuras de Bardi, Posadas, Canaro, De Leone, Martínez, sus temas recogieron inequívocamente el influjo anímico y emocional del tango de la frontera ciudadana, identificado él mismo por origen y por formación, con los criollos ambientes del sur porteño. Reminiscencias de música campesina hay en Una noche de garufa, en Alice y en La guitarrita, entre otros. En algunos de sus tangos prevalecieron las ideas de contenido rítmico, como en Catamarca y en Comme il faut. En otros dominaron las concepciones más melódicas; así en Maipo, Mishiadura y No. Ciertas páginas suyas encierran, armoniosa y sólidamente encadenada, toda una sucesión temática de cambiante configuración como se advierte en La Cachila, acaso el más representativo de sus tangos. Nació en Buenos Aires —Barracas al Norte— el 24 de febrero de 1892 en la calle Vieytes 1048, según el historiador Enrique H. Puccia. Hijo de Enrique Arola y de Margarita Sauris —inmigrantes franceses— aprendió la concertina primero y la guitarra —bajo la influencia de Enrique su hermano mayor— a pura punta de intuición. Ayudado por su natural sensibilidad artística, alternó su vocación de músico—que orientó el maestro de banda Bombich— con trabajos de dibujante y de decorador. Por los cafés y las calles de su barrio natal en compañía de los también jóvenes vecinos Luis y Arturo Bernstein, Luis Catalán, Eustaquio Urruzún y Luciano Ríos, integró —como guitarrista— rondallas serenateras y pequeños conjuntos de fugaz actuación en el café de Suárez y Universidad.
Hacia 1906 se inició con el bandoneón instrumento que aprendió a tocar por su propia cuenta. Durante 1909 actuó en el almacén de Olavarría y España y en el café Una Noche de Garufa, de Montes de Oca 1681, al cual dedicó su tango Una noche de garufa, el primero que compusiera. Al año siguiente inició sus presentaciones en los cafés con camareras en La Boca, culminando en 1911 su etapa de fogueo en el café La Turca, de Necochea y Pinzón con Leopoldo Thompson (guitarra) y Eduardo Ponzio (violín). Hizo por entonces su primer viaje a Montevideo, donde le correspondió inaugurar el café Yacaré de la calle homónima, en el barrio portuario y a su re-greso en Buenos Aires, para actuar en el café T.V.O., de Montes de Oca 1786, integró un trío con Agustín Bardi (piano) y Tito Roccatagliata (violín). Con éste —alternándose con Eduardo Monelos—, con el flautista Astudillo y la guitarra de nueve cuerdas de Emilio Fernández, y ya en camino de su popularidad, durante 1912 pasó a La Buseca, de Avellaneda, y al café de Piedras y Cochabamba, en San Telmo. A principios de 1913 juntamente con Tito Roccatagliata fue requerido por Roberto Firpo, contratado éste por el Armenonville palermitano y posteriormente por el café El Estribo y el cabaret L'Abbaye. Al año siguiente, sin dejar su plaza en la de Firpo, formó la orquesta que con diferentes integraciones, lo llevaría al definitivo triunfo. Juan Carlos Cobián (piano), Tito Roccatagliata y Atilio Lombardo (violines) le acom-pañaron cuando debutó en el cabaret Montmartre, de Corrientes 1436. Y fueron Roberto Goyeneche (piano), Julio De Caro y Rafael Tuegols (violines) y Luis Bernstein(contrabajo) —luego Manuel Pizarro como bandoneón segundo— quienes le secundaron cuando en 1916 se presentó simultáneamente en el café Botafogo y en los cabarets Tabarín y Royal Pigall. Lo hizo más tarde en el café Apolo e incorporando a José María Rizzuti como pianista y a Genaro Spósito como segundo bandoneón, más José Quevedo como tercero —éste se agregó ya en Montevideo— animó los bailes del Teatro Casino (luego Artigas) de Andes y Colonia. Radicado en el Uruguay desde entonces fue sucesivamente atracción en las "pensiones", en el cabaret Moulin Rouge, en los cafés Welcome y Tupí Nambá y en las veladas danzantes del Teatro Solís durante los carnavales de 1920.
Luego de una fugaz reaparición en Buenos Aires, afectado por un profundo quebranto espiritual, se embarcó a principios de 1922 en el vapor "Lutetia" rumbo a Francia. Regresó transitoriamente, para partir luego de modo definitivo. En París impuso exitosamente su forma de ejecución y sus tangos, tocando en el Cabaret Parisién, en el Ermitage, en el Ours y en el café de la Rué des Abesses de Montmartre. Según todas las referencias, fue asesinado por un macró. Dejó de existir a las 23.30 del lunes 21 de setiembre de 1924 en el hospital Bichard, de París. Además de los tangos ya citados, compuso: Lágrimas, Nariz, Cardos, Temperley, El rey de los bordoneos, Dinamita, Place Pigall, Derecho viejo —con letra de Baldasarri—, Taba calzada, Qué querés con esa cara —con letra de Contursi padre—, El chañar, Fuegos artificiales, Bien tirao, Adiós Buenos Aires, Anatomía, El guachito, Araca, Rocca, Bataraz. La música popular lo ha evocado en los tangos Arolas y El tigre del bandoneón, de Julio De Caro; El fueye de Arolas, de Laurenz y Marcó; Se llamaba Eduardo Arolas de Cadícamo y D'Agostino. En el cine con Derecho Viejo en 1951, película dirigida por Romero en la cual fue encarnado por el actor Juan José Míguez. En el teatro con El Patio de la Morocha, de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo, sainete lírico en el cual su presencia legendaria fue asumida por "Pichuco".
El 29 de septiembre de 1924 hizo su paso a la Vida Real.
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